miércoles, 18 de abril de 2018

EL SECTOR RECHAZA UN MÁXIMO DE 90 KM/HORA EN LAS CARRETERAS NACIONALES


El sector empresarial rechaza la pretensión del Gobierno de reducir el límite de velocidad de 100 a 90 kilómetros por hora en las carreteras convencionales de manera genérica. La iniciativa la dio a conocer la semana pasada el máximo responsable de la Dirección General de Tráfico (DGT), Gregorio Serrano, quien justifica esta medida en los altos grados de accidentalidad que se registran en este tipo de vías. No obstante, el plan contempla dar la posibilidad a los titulares de estas vías de aumentar el máximo de velocidad si el trazado y la conservación lo permiten.


La propuesta de la DGT se produce justo después de conocer los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2018, en los que la partida de inversión reservada por el Ministerio de Fomento para la conservación de carreteras y seguridad se ha recortado un 4,3%, al pasar de 958,1 millones de euros en 2017 a 917 millones. Una rebaja que ahonda en las demandas del sector. En el último informe elaborado hace dos años por la Asociación Española de la Carretera (AEC), se estimó que las necesidades de inversión en la red convencional ascendían a 6.600 millones de euros.

Esta cifra podría ser hoy aún mayor, toda vez que la estimación que hace el sector es que ha de invertirse en conservación el 2% del valor patrimonial de la red de carreteras del Estado. Éste alcanza los 75.000 millones de euros, según explica Jacobo Díaz, director general de la AEC, por lo que se requeriría un volumen de 1.500 millones anuales. La organización está ultimando un nuevo informe en el que actualizará la cifra de déficit de inversión en carreteras, que prevé presentar a finales de mayo o en junio.

La siniestralidad en las carreteras españolas ha disminuido un 50% en los últimos diez años a pesar de la caída de la inversión. Esto se explica, señala Díaz, por "el descenso claro de la movilidad", en un contexto de crisis económica, el aumento de "la presión de la policía", el mayor control de la velocidad y de las tasas de alcohol, entre otros aspectos.

La pretensión de la DGT de rebajar a 90 kilómetros por hora la velocidad máxima en las carreteras convencionales busca precisamente profundizar en el descenso de los accidentes, después de que el año pasado se rompiera la tendencia. Así, en 2017 se produjeron 1.067 accidentes mortales en vías interurbanas, en los que fallecieron 1.200 personas y 4.837 resultaron heridas hospitalizadas, lo que supone un aumento del 3% en accidentes mortales (+28) y fallecidos (+39) y una disminución de un 6% (-336) en heridos hospitalizados.

Díaz coincide con "el discurso de que a mayor velocidad, más accidentes". Ahora bien, recuerda que cuando se redujo la velocidad en autovías de 120 kilómetros por hora a 110 km/h la DGT ofreció datos sobre el impacto en la accidentalidad de dichas carreteras, por lo que "entendemos que no se produjo esa reducción". Incide en que bajo este prisma, la reducción de la velocidad "no tendría límite". Y hace hincapié en que en España la carretera moviliza al 80% de los viajeros y al 90% de las mercancías.

El director general de la AEC considera que "España tiene un problema de velocidad inadecuada, no de velocidad excesiva". Es por ello que está de acuerdo con que en ciertos tramos de carreteras convencionales se pueda reducir la velocidad máxima, pero no de manera general. "Habrá carreteras de 100 kilómetros por hora que se comporten bien y otras que no", señala. Por ello, "allí donde hay problemas, bájese (la velocidad máxima), y allí donde no, manténgase", concreta Díaz.

También se muestra escéptico respecto a los beneficios que puede acarrear una rebaja de la velocidad máxima en las ciudades de 50 kilómetros por hora a 30, sobre todo en grandes urbes como Madrid, donde la contaminación está en máximos.

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