martes, 22 de mayo de 2018

TRES JOYAS DEL MUSEO PORSCHE ATERRIZAN EN MADRID


La filosofía de Porsche desde sus inicios ha sido construir vehículos deportivos con los que la gente disfrute conduciendo. Y ese misma mentalidad de ofrecer experiencias únicas a sus clientes se plasma en el Museo Porsche de Stuttgart, un museo que además es itinerante, para que el aficionado no sólo tenga ocasión de saborear la exposición in situ, sino que también pueda admirar y conocer más a fondo los coches de colección cuando viajan a su lugar de residencia.


Ahora, coincidiendo con la apertura de las nuevas instalaciones de Centro Porsche Madrid Norte, que mantienen su ubicación tradicional a las afueras de la capital, en la carretera de Burgos, 87, el Museo Porsche ha traído hasta este innovador concesionario tres de las grandes joyas que forman parte de su patrimonio y que estarán expuestas aquí durante los próximos meses. Se trata de dos vehículos de competición que marcaron una época, el 911 SC Safari y el RS Spyder, más un ejemplar único que se quedó en la fase de estudio y no llegó a ver la luz, el 928 S4 Cabriolet.

Con el primero de ellos, el 911 SC Safari, Porsche demostró en los años setenta la versatilidad de su emblemático deportivo, que por aquel entonces apenas tenía poco más de una década de vida. El 911 servía, y sirve, para el uso cotidiano, pero también para enfrentarse a los más duros retos automovilísticos. Como dijo muy acertadamente Ferry Porsche, “es el único coche que puedes conducir en un safari por África o en Le Mans, el único que puedes usar para ir al teatro o entre el tráfico de la ciudad de Nueva York”. El 911 SC Safari demostró la robustez del vehículo con su exitosa participación en la prueba más dura del mundo de las que se disputan fuera de pista. Aquella experiencia sirvió, además, como punto de partida para el desarrollo del Cayenne, el primer todoterreno de Porsche, que llegaba al mercado un cuarto de siglo más tarde.

El otro vehículo de competición que se expone en Centro Porsche Madrid Norte es el RS Spyder, un proyecto que supuso el regreso de la marca a la categoría de los prototipos en las pruebas de resistencia en circuito, después de un paréntesis que se inició tras el doblete de Porsche en las 24 Horas de Le Mans de 1998. El fabricante de Stuttgart nunca ha abandonado las carreras, que forman parte de su ADN y sirven para el desarrollo y la mejora de sus deportivos de producción en serie; sin embargo, durante siete años largos se centró en las competiciones con modelos GT. La aparición del RS Spyder traía de vuelta el concepto de motor central y, lo más importante, la experiencia adquirida con este prototipo sentó las bases para dar el salto al Campeonato del Mundo de Resistencia con el Porsche 919 Hybrid, el automóvil de carreras más complejo y revolucionario de la historia de la marca.

La tercera joya del Museo Porsche que nos visita es el 928 S4 Cabriolet, un proyecto que se denominó internamente como Estudio H21 y que buscaba ofrecer algo diferente, en línea con el espíritu de una empresa que siempre trata de proporcionar nuevas y apasionantes experiencias a sus clientes. En este sentido, el 928 S4 Cabriolet era un ejercicio de estilo para disfrutar de aquel extraordinario Gran Turismo a cielo abierto, sintiendo no sólo su potencia e intachable comportamiento, sino también las sensaciones tan singulares que proporciona un descapotable. Finalmente, este concept car no terminó en la línea de montaje, pero la idea de construir un GT cabrio nunca ha dejado de estar presente en los planes del fabricante de vehículos deportivos.

Porsche 911 SC Safari: el embrión del Porsche Cayenne

En 1978, Porsche inscribió dos 911 SC en el Rally Safari (East African Safari Rally). El objetivo era sobrevivir a los 5.000 kilómetros de durísimas pistas, bajo un calor sofocante y unas lluvias torrenciales. Esas condiciones pasaron factura y, de los 72 inscritos, sólo 13 cruzaron la meta final.

El equipo Porsche Martini Racing contaba con dos pilotos especialistas en este tipo de aventuras: el sueco Björn Waldegård (coche nº 5) y el keniata Vic Preston Jr. (coche nº 14). Sus 911 SC mantenían muchos elementos mecánicos de serie, como el motor bóxer de seis cilindros y 3 litros, con 250 caballos (184 kW) de potencia. La concienzuda preparación se centró fundamentalmente en reforzar el chasis, proteger bien los bajos y adaptar una suspensión de recorridos muy largos, que dejaba una altura libre al suelo de 28 centímetros.

A pesar de esas robustas especificaciones y de llevar a bordo un depósito de 110 litros de combustible, 16 litros de agua y 20 litros de aceite, el Porsche el 911 SC Safari era relativamente ligero, pues no pesaba más de 1.250 kilos.

Waldegård lideró la carrera al principio, pero problemas en el eje trasero le obligaron a retroceder hasta finalizar la prueba en cuarta posición. Preston Jr. ocupaba la primera plaza cuando la línea de meta ya estaba cerca, pero una avería en el motor le relegó al segundo puesto. Fue la tercera ocasión, tras las ediciones de 1972 y 1974, en que un piloto de Porsche finalizaba segundo en Nairobi. Y, también, fue la última vez que la marca participó en el Rally Safari.

Porsche RS Spyder: el regreso a los prototipos

Tras unos años centrados en las categorías GT Sport, Porsche regresa a la competición con prototipos a finales de 2005. Su última aparición había sido en 1998, con el 911 GT1, el vehículo que consiguió la victoria número 16 en las 24 Horas de Le Mans.

El RS Spyder fue diseñado en Weissach, a partir de un papel en blanco, para competir en la categoría Prototype 2 de las American Le Mans Series (ALMS). Gracias a su monocasco de fibra de carbono sólo pesa 800 kilos y, con el novedoso motor V8 de 3.4 litros colocado en disposición central, que desarrolla 503 caballos de potencia (370 kW), es capaz de alcanzar los 350 km/h de velocidad máxima. El coche demuestra sus grandes prestaciones desde el primer día y Porsche, junto con su socio norteamericano Penske Racing, gana todos los títulos en su clase en 2006 y 2007.

La versión 2008 del RS Spyder supone una gran evolución en aerodinámica, sobre todo para los circuitos urbanos de EEUU. El motor de inyección directa, a pesar de tener más potencia, la entrega de tal forma que facilita su manejo y, al mismo tiempo, ofrece un consumo menor. Los pilotos oficiales de la marca, Timo Bernhard y Romain Dumas, lograron 2 victorias absolutas en esa temporada con el coche número 7, batiendo a vehículos más potentes inscritos en una categoría superior. Esos triunfos y 4 victorias en su categoría hicieron que, en 2008, el RS Spyder contribuyera a sumar un nuevo campeonato al palmarés de Porsche. 

Porsche 928 S4 Cabriolet (Estudio H21): en Porsche todo es posible

Desde mediados de los 80, Porsche Style diseñó varios prototipos de un posible 928 descapotable. Uno de ellos es el que se expone ahora en Centro Porsche Madrid Norte. Está basado en el 928 S4 y fue realizado por la compañía American Sunroof.

A este concept car se le conoció con el apodo de “Prechter Umbau USA”, que hacía referencia al nombre del dueño de la empresa y al mercado para el que se estaba creado. El diseño destaca por sus altos reposacabezas, agujereados en la parte central, y por un marco del parabrisas reforzado para proteger a conductor y acompañantes.

Como el modelo de serie del que deriva, lleva un motor de ocho cilindros en V y cinco litros de cilindrada, que ofrecía una sensacional potencia para la época: 320 caballos (235 kW). Para mejorar su manejabilidad, este deportivo cuenta con un chasis más rígido, lo que deja el peso del 928 S4 Cabriolet en 1,649 kilos, es decir, 50 más que la versión Coupé.

Todo ello le proporciona unas prestaciones de ensueño, que pocos deportivos alcanzaban en los años ochenta, sobre todo, con un comportamiento tan equilibrado. Su agilidad para encadenar curvas a alta velocidad y con una facilidad de conducción asombrosa se debe en buena medida al eje trasero Weissach, que empleaba una tecnología vanguardista para compensar las variaciones en la convergencia de las ruedas traseras. El 928 S4 Cabriolet acelera de 0 a 100 km/h en 5,9 segundos y es capaz de llegar a los 270 km/h de velocidad máxima.

A finales de 1988, el Consejo de Administración de Porsche cancela el proyecto por motivos económicos y, desde entonces, el concepto de un Gran Turismo descapotable continúa siendo una idea.

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